El virus del papiloma humano es el origen del cáncer cervicouterino, el cual es una de las principales causas de muerte entre las mujeres de todo el mundo. Desde mediados de la década de los noventas se han venido promoviendo campañas de prevención contra este tipo de cáncer, así como del de seno, mediante la difusión de la cultura y las técnicas de la autoexploración y las visitas periódicas al ginecólogo. Mucho se ha avanzado al respecto pero todavía queda mucho trabajo por hacer.
La cultura del autocuidado se desprende de las teorías de la enfermera estadounidense Dorothea Orem, quien hizo varias reflexiones sobre las precauciones que tanto los enfermos como las personas sanas deben tener para curarse adecuadamente y para mantenerse sanos.
La importancia del autocuidado radica en que las personas no deben limitarse a acudir al médico cuando se hallan enfermas y a tomar los medicamentos que se les receten, sino que es necesario ir más allá. Se trata de tener los cuidados necesarios para no enfermar, además de contar con una alimentación adecuada y realizar una cantidad de ejercicio que nos permita continuar con nuestra vida plena y saludable.
En el caso de las mujeres que padecen cáncer cervicouterino, es de especial relevancia que se cuente con los cuidados necesarios para que la enfermedad no progrese más allá de lo que los tratamientos permitan. Para muchas mujeres es muy importante poder continuar con sus vidas cotidianas, sobre todo cuando tienen hijos, ya que la preocupación natural por el orden familiar y doméstico se suma a la angustia natural de la enfermedad.
La prevención de la enfermedad, cuando hablamos de cáncer cervicouterino, considera dos pruebas que se deben realizar de manera periódica, aproximadamente cada seis meses cada una de ellas:
La primera de ellas es el llamado papanicolaou, y su finalidad es buscar lesiones precancerosas, así como cambios en las células en el cuello uterino, las cuales pueden degenerar en cáncer si no se tratan a tiempo. Es una prueba muy fiable y su efectividad es mayor mientras más pronto se detecten las células problemáticas. La segunda prueba es la del virus del papiloma humano, y busca, precisamente la presencia del virus antes de que comience su actividad sobre las células del cuello uterino.
Otro género de acciones de prevención tiene que ver con el cuidado durante las relaciones sexuales, ya que así es como se transmite el virus, como usar protección en todos los encuentros sexuales que se tengan.
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