Varices, qué son y cómo controlarlas


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Durante el embarazo todo nuestro organismo se ve alterado, los cambios hormonales nos traen una serie de molestias que debemos cuidar para que no se vuelvan crónicas y nos sigan afectando aún después del parto. Las várices son una de esas molestias, a continuación expicaremos qué son las varices y cómo podemos tratarlas.

Nuestras venas son vasos sanguíneos cuya función es transportar la sangre a nuestro organismo, llevando oxígeno y nutrientes a los diferentes órganos del cuerpo y regresándola al corazón y pulmones para reoxigenarse. Sin embargo, la fuerza de gravedad ejerce un problema pues la presión de las venas requiere de la contracción rítmica de nuestros músculos en pies y piernas, así como de la elevación de las extremidades para que la sangre pueda circular normalmente; esta presión se hace aún mayor cuando pasamos mucho tiempo sentados o parados, en una misma posición.

Las varices, médicamente conocidas como Insuficiencia Venosa Crónica consiste en la acumulación de sangre en el árbol venoso, lo que provoca que las venas se dilaten, se vuelvan tortuosas y provoquen problemas de circulación sanguínea, atrayendo otros problemas de salud.

Una de cada 10 personas padece de varices, principalmente en piernas, tobillos, abdomen y pelvis; son más frecuentes en mujeres que en hombres por cuestiones como el embarazo, los cambios hormonales, el aumento de peso o antecedentes familiares.

Los síntomas de las varices suelen comenzar con el edema de tobillos y piernas, es decir, por inflamación causada por la retención de líquidos resultado de permanecer mucho tiempo sentado o parado: la misma fuerza de gravedad hace que el agua se estanque en las piernas o los pies; también puede comenzar a sentirse pesadez en las piernas, dolor, prurito o picazón, calambres y cansancio en las piernas.

A largo plazo, sin tratamiento de ningún tipo se puede experimentar cambios en la textura y coloración de la piel, nuevas formaciones de venas varicosas, piel áspera y úlceras en la piel, principalmente en tobillos y parte baja de las piernas.

Existen varios tipos de varices, las superficiales que apenas son visibles y no son más que un leve problema estético, aunque comienzan a ocasionar molestias como pesadez y cansancio; las medianas que provocan problemas de salud como sangrado de venas o flebitis dolorosas; en estadíos más avanzados pueden causar úlceras, trombosis o tromboflebitis.

El diagnóstico de las varices se realiza por evaluación visual, aunque suelen detectarse cuando ya han ocasionado problemas durante algunos años. El médico puede evaluar el flujo venoso por medio de análisis clínicos para determinar el mejor tipo de tratamiento, que puede ir desde la reducción de peso por medio de actividad física aeróbica, cambios alimentarios que eviten consumo de carbohidratos y grasas, ingestión de medicamentos que aligeren la sangre y permitan una mejor circulación, como el Gingko Biloba, las cremas hidratantes especiales que ayuden a mantener la piel libre de comezón pues, en los casos de úlcera el paciente puede rascarse e infectar la herida; en casos avanzados puede ser necesaria la hospitalización y la cirugía.

Cómo prevenir las varices

Podemos prevenir las varices si estamos embarazadas, tenemos probabilidades genéticas de padecerla o si nuestro estilo de vida nos hace propensas a tenerlo, por ejemplo, cuando pasamos más de 5 horas en una misma posición por nuestro trabajo; lo que necesitamos son hábitos saludables y sencillos como:

  • Tener una dieta balanceada
  • Ejercitarnos: caminar, correr, nadar, bailar, etc.
  • Tomar suficiente agua
  • Extremar cuidados en el embarazo: dormir de lado puede ayudarnos a evitar la presión en la pelvis, cuidar nuestra alimentación durante el embarazo y después del parto para evitar un aumento de peso exagerado y tener una alimentación rica en fibra.

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