Cuando se habla de las investigaciones sobre el aborto de cualquier tipo, siempre encontramos que se enfocan a los resultados cuantitativos del procedimiento; tanto por ciento de efectividad, tantos casos de infecciones, qué cantidad de medicamento se debe consumir, etc., pero nunca, o casi nunca podemos saber qué pasa con las mujeres que deciden abortar, por qué deciden hacerlo, qué sienten antes, durante y después del proceso y cómo viven la experiencia íntegra. Siendo un aspecto tan importante, siempre se deja del lado.
El aborto con medicamentos es un método que cada vez se populariza más al rededor del mundo, lugares como Estados Unidos, Canadá, India, Túnez, Cuba y China son los que registran más uso de este medicamento. Las mujeres que eligen este método, lo entienden como una opción frente al procedimiento quirúrgico, que en muchos casos causa miedo e incertidumbre que gracias a las campañas de desprestigio del aborto se ha insertado en las mujeres. Si bien es cierto que los procedimientos quirúrgicos (sean o no abortos) tienen riesgos, los del aborto se han maximizado para alejar a las mujeres de esta opción.
Quienes han pasado por un aborto saben que no es una decisión fácil de tomar; aunado a esto, en muchos países aún existe un rechazo vigoroso hacia esta iniciativa que en un principio buscaba disminuir la mortalidad materna. Este rechazo lleva al personal de las clínicas en donde se brinda el servicio, a tratar mal a las mujeres que deciden pasar por el proceso haciendo más difícil la ya de por sí difícil decisión.
Las clínicas de aborto de América Latina suelen tener en su mayoría visitas por parte de mujeres jóvenes, no muy diferente a la realidad en cualquier clínica de aborto en el DF, pues son las jóvenes quienes más buscan llevar un control de la cantidad de hijos y el momento en el que quieren tenerlos. Estas mujeres buscan mayormente el método de aborto medicamentoso debido a que es más sencillo, no es invasivo como el método quirúrgico y tienen mayor privacidad que en las clínicas.
Quienes han acudido a este método lo han recomendado ampliamente a otras mujeres puesto que les dio más tranquilidad hacerlo al lado de sus amigos y familiares más cercanos, sin tener que exponerse a los malos tratos o juicios de personal que si bien está capacitado médicamente para atenderlas, carecen de ética profesional.
Hoy por hoy las mujeres se sienten más en confianza de recurrir al medicamento, ya que es privado y dicen sentir que tienen más control sobre el procedimiento una vez que lo hacen en la comodidad de sus casas o casa de alguien conocido.
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