Escrito por: Mariel Hernández Maldonado
No es un secreto que la población indígena en nuestro país se encuentra fuertemente segregada y desatendida, sin mencionar las vejaciones e injusticias que se cometen hacia sus comunidades día a día; desde violaciones y asesinatos hasta robo de tierras. La mala atención médica, especialmente en cuestiones de sexualidad femenina, es solamente uno de los obstáculos con los que nuestros indígenas topan diariamente creando lagunas y omisiones a los Derechos Humanos básicos.
A pesar de los esfuerzos que las autoridades gubernamentales aseguran estar llevando a cabo para que se terminen las disparidades en la calidad y cantidad de atención que se da a los sectores de la población dependiendo de su status social, la mortalidad materna sigue elevándose hasta haber llegado a la alarmante cantidad de 42.3 muertes por cada 100 mil nacimientos, la mayoría de ellos registradas en comunidades de escasos recursos.
Un estudio realizado por la Fundación Angélica Fuentes (FAF), -órgano que se dedica a dar apoyo a las mujeres de todo México sin importar su situación social o económica- dio a conocer que el acceso a la salud sexual y reproductiva está notablemente sesgado, pues en las comunidades más rurales no existe acceso a este tipo de servicios, dejando que las mujeres no tengan opciones de métodos anticonceptivos ni educación sobre sus cuerpos.
No solamente se ejerce la violencia contra las comunidades marginadas por medio de la retención de información, sino que en las salas obstétricas, a las mujeres embarazadas se da un trato inhumano antes, durante y después del parto, llegando en ocasiones a negar deliberadamente la atención absolutamente necesaria para una correcta recuperación, lo que lleva a que los procedimientos se compliquen y que la madre muera.
Entre algunos de los aspectos de la violencia obstétrica se encuentran las esterilizaciones forzadas, el abuso psicológico y las cesáreas innecesarias que si bien se pueden dar a cualquier nivel, se dan con mayor frecuencia en las zonas rurales marginadas del país.
Actualmente los nacimientos por cesárea alcanzan el 38.1 por ciento de los nacimientos, siendo el sector privado en donde más se lleva a cabo esta práctica; se ha llegado a utilizar tanto sin ser necesaria que actualmente México ocupa el cuarto lugar mundial en cesáreas sin indicaciones médicas. Tristemente el objetivo de gran parte del personal médico no es darle la mejor atención posible a sus pacientes, sino terminar a tiempo para pagar su cheque, dejando del lado todo viso de trato humanitario que pudieran tener hacia las madres que sumergidas en dolor y muchas veces en una ignorancia no elegida, dependen de la voluntad médica.
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