Son cada vez más y más personas las que quieren verse más estéticos para sí mismos, para su pareja o para la vida en general. Aumento de glúteos, de senos y algunos retoques en nuestra cara pueden lograrlo. Pero bajar de peso es un reto mucho mayor, no es una zona específica sino de todo nuestro organismo.
Imaginarlo puede costar, ya que el constante y agitado ritmo de vida que nos generan estos nuevos tiempos, entre el trabajo, la familia y el tráfico no nos deja la oportunidad de poder ejercitarnos como deseamos.
Sin embargo, hay maneras mucho más sencillas y rápidas para que esto sea posible.
Ya sea por disposición, tiempo o por dietas que no resultan son muchas las personas quienes optan por dejar en las técnicas de reducción de estómago a ayudarlos a perder peso, como la banda gástrica.
Al colocarse alrededor de la porción superior de estómago, se forma un depósito pequeño para limitar la cantidad de alimento que la persona ingiere y con ello sentirse saciado.
Es por ello que, a principios de este milenio, este procedimiento empezó a adquirir una gran efervescencia gracias a los múltiples beneficios que ofrecía, el precio de banda gástrica no era mucho más elevado que otros procedimientos de pérdida de peso mucho más invasivos.
Incluso, la evolución de su técnica ha hecho que esta sea una excelente opción para distintos tipos de personas, desde las que poseen bajo índice de masa corporal hasta aquellas que tienen un alto grado de obesidad.
Si bien son muchas las causas por la que la banda gástrica se ha vuelto la predilecta entre los múltiples procedimientos de esta naturaleza, estas son las principales:
Es la menos invasiva y posee una tasa baja –casi nula– de morbilidad.
Los pacientes que recurren a este procedimiento consiguen perder de entre 15 y 30 kilos de forma muy rápida sin que eso genere una descompensación corporal, ya que se ajusta a sus necesidades.
A diferencia de otros procedimientos, el estómago no sufre ninguna modificación importante, como engrapado o reducción, por lo tanto su procedimiento es reversible.
La intervención es relativamente sencilla, dura menos de una hora y no es necesaria una limpieza preoperatoria intestinal o de colon.
Su colocación vía laparoscopia reduce el dolor post operatorio y los días de hospitalización y recuperación.
Y lo quizás más importante, deja tan solo una mínima evidencia de operación.
Sin embargo, aunque parezca una fórmula mágica, cada proceso dependerá del compromiso que el paciente quiera tener con su cuerpo, con las rutinas y con la forma en que actúa su nuevo organismo. Mejorará mucho la apariencia, pero con evolución, paso a paso.
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