La tecnología médica avanza a pasos agigantados y cada vez hay tratamientos más innovadores que ayudan a una gran variedad de padecimientos. Uno de los que más popularidad ha ganado en los últimos años es la terapia con células madre, ideal para el tratamiento de articulaciones, tejidos musculares y ligamentos dañados, movilidad reducida, dolor crónico, lesiones deportivas, problemas de discos intervertebrales, entre otros padecimientos.
El papel de las células madre en la medicina regenerativa
Las células madre se caracterizan por ser neutras en el cuerpo, es decir, que no tienen una asignación como las musculares, de la piel, adiposas o las neuronas. Por esta razón pueden utilizarse en cualquier parte del cuerpo donde tomarán el lugar de las células dañadas para regenerar o reparar los tejidos que se necesite.
Cuando sucede una lesión, desde un corte en la piel hasta un daño interno, el cuerpo envía plaquetas para generar la coagulación y comenzar la reparación de le herida. Las células madre tienen el objetivo de unirse a las plaquetas para ocupar el lugar de los tejidos dañados para reconstruirlos y repararla con mayor rapidez y eficiencia.
La mayor cantidad de células madre se encuentra en la médula ósea, fundamental para la sangre y el sistema inmunológico. Sin embargo, su producción es pequeña después de que nacemos. Debido a esto, los tratamientos existen como una forma de obtener una mayor cantidad para potenciar la regeneración celular.
¿De dónde se obtienen las células madre?
- Tejido adiposo. Las células madre se encuentran en pequeñas cantidades en la grasa que está justo arriba de las áreas del abdomen y los oblicuos.
- Médula ósea. Las células madre utilizadas para tratamientos son extraídas de la pelvis, donde se encuentra en mayores cantidades.
- Sangre del cordón umbilical o aloinjerto de membrana amniótica. Estos dos tejidos tienen una gran cantidad de células madre y deben ser obtenidos de los partos por cesárea.
¿Cómo ayuda la terapia de células madre en los discos intervertebrales?
Los discos intervertebrales se encuentran entre las vértebras de la columna vertebral para permitir el movimiento y evitar que los huesos choquen y se astillen. Conforme envejecemos, los discos pierden resistencia y flexibilidad, por lo que tienden a adelgazarse y provocar que las vértebras choquen y causen dolor con el movimiento.
Los discos degenerados también pueden ser provocados por enfermedades, traumas, hernias mal tratadas o que no hayan sanado correctamente. Esta condición se ve exacerbada por cuestiones genéticas, el tabaquismo y sobrepeso/obesidad.
En general, las enfermedades degenerativas de los discos afectan la zona lumbar y cervical. Sin tratamiento generan dolor, inflamación, falta de movilidad y posturas antinaturales. Para tratarlas se utilizan medicamentos para el dolor y antiinflamatorios, terapia física, movilización espinal y, en casos más severos, una cirugía de fusión vertebral.
Gracias a su efectividad, hoy día el tratamiento con células madre para Lupus y otras enfermedades ha ganado popularidad y se complementa con los convencionales, potenciándolos y evitando la necesidad de recurrir a la cirugía. Como mencionamos, estas células son ideales para ayudar a la regeneración de los tejidos y promueven la curación, eliminan los síntomas y retardan la continua degeneración de los discos. Además, las células madre tienen un efecto antiinflamatorio e inmunomodulador, lo que tiene como resultado el alivio del dolor y el aumento de movilidad.
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